España y el DNI electrónico

Quienes están subscriptos al «egov Newsletter» desde hace algún tiempo, deben comenzar a aburrirse, ya que esta es otra editorial del tipo «como hacen las cosas mal en España y como todaví­a nadie lo hizo en América Latina». Pido disculpas por la falta de gracia, pero es que no puedo con mi ser y tengo que decirlo: en el resto de los paí­ses de Europa están haciendo mejor las tareas.

La puesta en marcha del nuevo DNI es una de las más importante medidas de gobierno electrónico que llevará el gobierno de España y afectará a millones de ciudadanos.

A medida que se acerca la fecha de la apertura de la primera oficina piloto de implantación del DNI electrónico, comienzan a escucharse algunas voces con fuertes crí­ticas hacia el proyecto. Las hay de todos los colores y sabores: desde los «tecnólogos» que afirman que la seguridad no es suficiente hasta los «polí­ticos» que sostienen que el gobierno no informó lo suficiente a la ciudadaní­a.

Además de ello, analizar la implementación del DNI electrónico presenta un problema fundamental: la falta de información es una de las crí­ticas más profundas al proyecto.

Por ello, no quiero entrar en temas técnicos, porque no soy experto en criptografí­a, pero hasta donde me he podido asesorar, el sistema de certificación no es todo lo fuerte que podrí­a ser. Además, por si ello fuera poco, y sin ser exhaustivo, hay otras cuestiones dignas de mencionar:

1. En primer término, estamos suponiendo que el DNI electrónico es un paso adelante. Si bien en general estoy de acuerdo con esta afirmación, creo que deberí­a reforzarse la información biométrica en los dispositivos. Este simple ejemplo ilustra lo que quiero decir: es paradójico que los «viejos» DNI, nos obliguen a identificarnos personalmente. Es necesario comparar el sexo, o la firma, u otras caracterí­sticas personales de la persona que lo posee. Con el DNI electrónico ello no sucede. Es en sí­ mismo un mecanismo de identificación. Sin una cantidad importante de datos biométricos, «cualquiera» podrí­a hacerse pasar por nosotros.

2. No se ha permitido el debate publico sobre el asunto. Esto no es un asunto menor. Desde el gobierno sólo se ha dicho: «este dispositivo es bueno» Ello es un daño muy serio a las libertades.

3. El gobierno está apurando el proyecto. Se estima tener establecido el DNI en el 2008. Muy pronto, a mi entender. Por ejemplo, en Bélgica, donde comenzaron en marzo de 2003, el perí­odo para la completa digitalización de todos los DNI es diciembre de 2009. En el Reino Unido lo están «deteniendo» debido al profundo debate y oposición.

4. Ni siquiera es necesario mencionar la incertidumbre que existe sobre puertas traseras que motiva la seguridad por oscurantismo, o la actualización, o la rapidez de respuesta ante la pérdida del dispositivo, etc.

5. No contiene datos médicos, como tipo sanguí­neo o alergias a diferencia de otros paí­ses. Si bien para incluir estos datos es necesario reformar la legislación vigente en España. Me pregunto: ¿por qué no lo hicieron?

En definitiva, hasta el momento, el DNI electrónico se presenta como un medio para facilitar los pagos y algún trámite menor. Escenarios en los que podrí­a presentar algún éxito de cara a la población. Además de ello, creo que queda mucho camino por recorrer para esta administración y sin duda será un tema que abrirá profundos debates en el futuro.

¿Y América Latina? ¿Está preparada para el DNI electrónico?. Algunos paí­ses, como Chile, por ejemplo, sin ninguna duda. Sólo espero que no repitan los errores de implementación de España.

Espero sus comentarios.

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